Santa Cruz de Moya (Cuenca)

Estas cortas vacaciones en Valencia no hemos hecho gran cosa, culturalmente hablando. Lo fundamental esta vez era descansar. Pero sí que un día nos fuimos hasta Cuenca a visitar un castillo que está en rehabilitación en Santa Cruz de Moya.

Santa Cruz de Moya es un pueblo con apenas 400 habitantes que se encuentra en la comunidad de Castilla-La Mancha, provincia de Cuenca, en la frontera con la Comunidad Valenciana, a la que perteneció antiguamente, y sobre el valle del río Turia.

Llama la atención el gran puente sobre el cauce del río Turia, una importante obra de ingeniería que fue construida durante la segunda mitad del siglo XX y que facilitó mucho la comunicación por carretera entre Valencia y el Rincón de Ademuz.


LA VILLA-FORTALEZA DE MOYA, CONJUNTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

La denominación de las tierras de Moya corresponde a una serie de localidades (36 concretamente) que pertenecieron antaño al Marquesado de Moya y que actualmente constituyen en su mayor parte ayuntamientos independientes adscritos a la comarca de la Serranía Baja de Cuenca: Moya, Algarra, Landete, Salvacañete, Talayuelas, Aliaguilla, Cardenete, Fuentelespino de Moya, Santa Cruz de Moya, Garaballa, Pajarón, Casillas de Ranera, Valdemoro de la Sierra, Valdemorillo, Boniches, Villar del Humo, Zafrilla, etc.

En el corazón de todo este extenso territorio (cuya superficie total se aproximaba en el siglo XIX a los 2.750 kilómetros cuadrados) se halla el actual término municipal de Moya, que tiene una extensión de 111,2 kilómetros cuadrados y que está integrado por cuatro núcleos de población: Santo Domingo de Moya (donde está actualmente la sede del Ayuntamiento), los Huertos de Moya, Pedro Izquierdo de Moya y el Arrabal de Moya.

En total, el censo oficial supera ligeramente los 364 vecinos. Se puede hablar del corazón de las antiguas tierras de Moya, pero introduciendo algún matiz. Porque en dicho actual término municipal se encuentra el importantísimo conjunto histórico-artístico de la villa de Moya, integrado por el castillo medieval y por el recinto amurallado que protegía el núcleo habitado en el que tenía su sede el que fue poderoso Marquesado de Moya. Pero, curiosamente, ese núcleo central está despoblado en estos momentos. Hasta principios del siglo XX vivieron allí una serie de familias, a pesar de la aguda crisis desencadenada décadas atrás, cuando se produjo la Desamortización de Mendizábal y se abandonaron palacios y fortalezas, iglesias y conventos. Resulta asombroso comprobar que un conjunto monumental tan bello y extenso permanezca semiabandonado y siga siendo un gran desconocido, no sólo para los valencianos, sino incluso por los propios conquenses.

DOBLE MURALLA CON SIETE PUERTAS

Una vez se llega al Arrabal de Moya, se encuentra una montaña rodeada de murallas, excepto en una parte en donde los acantilados rocosos hacían innecesarias construcciones defensivas. Existe una doble muralla, con siete puertas para acceder al recinto de la villa, cuatro en el perímetro exterior y tres en el interior.

La Junta de Comunidades de Castilla la Mancha está restaurando lienzos de murallas y algunas de las puertas y torreones, pero la magnitud de las obras que se necesita realizar requieren una mayor inversión, incluso por parte del Gobierno de España y de la Unión Europea. Resalta por su singularidad la “Coracha”, una doble muralla que discurre perpendicularmente desde la fortaleza hasta un manantial que abastecía a la población, protegida por dos torres: la Albarrana y la de la Fuente.

LA IGLESIA GÓTICA, EL RELOJ DEL CAMPANARIO Y LA TORRE DEL HOMENAJE

Dentro del recinto amurallado de la antigua villa de Moya, situada a 1.115 metros de altitud sobre el nivel del mar, te sorprende hallar tantos monumentos: la iglesia gótica de Santa María la Mayor, la antigua casa del Concejo (donde estaba el Ayuntamiento), el Convento de las monjas Concepcionistas y, en el extremo sur de la villa, el Castillo, con su grandiosa Torre del Homenaje, principal símbolo de Moya.

Además, se pueden contemplar las portadas y restos arquitectónicos de otros templos, como los de San Miguel, la Santísima Trinidad y San Bartolomé. Hay que prestar atención a la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, que está restaurada en gran parte y que incluso ha recuperado la compleja maquinaria del reloj, que ha sido rehabilitada recientemente en la Escuela de Relojería de Barcelona. En días señalados, se pone en funcionamiento dicha maquinaria y las campanas de Moya vuelven a sonar, dando las horas, las medias y los cuartos a los vecinos que aún viven en los pueblos próximos a la villa-fortaleza.

Reloj y campanas de Santa María la Mayor, todo un signo de esperanza en el futuro de Moya. Hay que subrayar también la restauración de una parte del antiguo convento de las monjas, destinándose unas salas a la celebración de conciertos. Por otra parte, hemos de dejar constancia de la preocupación de los miembros de la Asociación de “Amigos de Moya” por el estado de la Torre del Homenaje del Castillo medieval, ya que una alarmante grieta advierte claramente que existe riesgo de desprendimiento.

Un día entrañable en un lugar que ni los propios valencianos supieron indicarme, un paraje recóndito... en compañía de Gaizka y mi aita, el amo de los castillos.

Fuentes: Wikipedia, Las Provincias, Ayuntamiento de Santa Cruz de Moya.

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